Homenaje a Victor Nubla. Obra musical creada a tal efecto.
En el año 2000 emprendí el proyecto más ambicioso de mi vida, una doble circunvalación del planeta recopilando todo tipo de sonidos e imágenes como proyecto global de los ecos del mundo a fin de siglo XX.
Víctor Nubla me contactó cuando ya había partido y estaba quién sabe dónde. El caso es que Víctor había leído sobre este proyecto en la prensa y se mostró entusiasmado con él. Desde ese momento mantuvimos constantes correos que nos hicieron conocernos mucho más de lo que hasta entonces nos habíamos tratado. Ese fue el comienzo de una amistad que se debió a esa aventura y que se prolongó hasta su muerte. Lamentablemente todos aquellos correos se han perdido. Lo que sí queda son todos aquellos documentos sonoros que yo siempre he llamado “postales sonoras RTW” con los que Víctor tuvo mucho que ver.
No es de extrañar que para este homenaje póstumo a su precipitada marcha haya escogido uno de estos archivos para rendirle este pequeño homenaje.
Cuando Francisco me escribió para participar en esta selección, desde el principio no dudé ni un momento en las grabaciones que había hecho en la ciudad sagrada de Jerusalén en aquel enigmático año 2000. Jerusalén por su historia y sobre todo por su contenido religioso que aunque Víctor no fuera para nada con él, si pensé que le hubiera gustado esta idea como una pequeña broma póstuma.
La postal sonora seleccionada para esta muestra ha sido una grabación hecha en el Santo Sepulcro. Una iglesia cargada de simbolismo como ninguna otra y a su vez extraña para cualquier persona que pertenezca a la cultura occidental judeo-cristiana. Pese a ser un templo emblemático es un lugar bastante abandonado compartido por muchas ramas del cristianismo que han ido menguando o desapareciendo durante el paso de los siglos engullidas por la todopoderosa iglesia de Roma. De entre los cantos más extraños y primitivos que encontré me sorprendió el de la iglesia Copta. Sus voces son una liturgia anclada en el pasado.
Me he permitido hacer unas pequeñas manipulaciones de este archivo al estilo “Nubla”, para que no fuera simplemente una grabación de campo. Intervenciones sutiles y sencillas para que se reconozcan las voces de estos monjes que hicieron las delicias de Víctor en su momento y espero actualmente allá dónde se encuentre.
!Va por usted “maestro”!